“El escenario es sagrado y la vida me ha puesto en el camino correcto, sobre todo al seguir mi corazón y mi instinto”.
Al asistir a conciertos de distintos artistas, siempre vemos a sus grupos de bailarines en el escenario, y cada uno de ellos guarda una historia de sueños, esfuerzo y lucha digna de contar. Karina Celis, empresaria y artista mexicana, con décadas de experiencia en la danza y fundadora de World Beat Studio, nos contó en entrevista exclusiva cómo llegó a ser bailarina de artistas como Prince Royce, Danna y Luis Fonsi.
Actualmente va de gira con Chencho Corleone y al contar su historia, busca inspirar a las nuevas generaciones para seguir sus sueños y trabajar para alcanzarlos.
Karina descubrió su gusto por la danza desde niña, con clases en la escuela donde no era buena, pero decidió convertirse en la mejor. “Empecé a descubrir un montón de oportunidades y de un área donde me sentía completamente libre de expresarme. Siempre sentí el llamado de lo artístico”.
A través de un maestro, Karina tuvo acceso a una oportunidad que le abriría la puerta: “Llegó un artista emergente buscando bailarines, nadie lo conocía, pero él se llama Prince Royce. Nos ofrecían 300 pesos por bailar con él, y era una oportunidad para mí como estudiante semiprofesional. En ese tiempo, él cantaba bachata, no cantaba reggaeton, y para mí era mi primera experiencia, fue brutal”.
Asimismo, pudo trabajar con Paty Manterola y participó en uno de sus videos musicales. Karina Celis entró a otra escuela que tenía en su bolsa de trabajo un trabajo con Danna, cuando era la estrella de las telenovelas juveniles. “Tuve mi primera gira con ella en Guatemala, El Salvador, y bueno un montón de cosas que aprender y sobre todo, muy dentro de mí siempre yo me preguntaba '¿soy buena en esto?’”.
La vida la hizo cuestionarse si bailar era lo suyo
Además de sus primeros pasos profesionales como bailarina, Karina estudiaba la carrera de Diseño y publicidad de moda, pero a sus 21 años, impulsada por su familia, decidió abrir su propia escuela de danza, que perdura hasta la fecha: World Beat Dance Studio.
No ha sido fácil, sobre todo en periodos como la pandemia de 2020, “pero afortunadamente la vida me ha dado la señal y el mensaje que es la danza, donde encuentro mi autenticidad”.
“El baile no comencé a hacerlo por vistas, ni fama, fue por algo auténtico y me enorgullece eso; cuando uno está en búsqueda de solo dinero, es más difícil, y cuando uno lo hace por la pasión, el gusto y el gozo, todo llega de forma fácil”.
Cuando tenía 25 años, Karina daba clases de danza pero enfrentó el rechazo en las audiciones. “Era frustrante y me preguntaba hasta dónde había que sacrificarlo todo; a nivel carencias comenzaba a limitarme y no me sentía cómoda con la vida que tenía, sentía que iba en retroceso. Me empecé a cuestionar, y lo que hice fue descansar un año; seguí con la escuela y me metí a trabajar en la empresa de mi familia en horario regular, ahorré un año y era frustrante cuando estaba sentada en la oficina y en redes sociales yo solo veía cosas de danza. Era '¿Qué estoy haciendo aquí?’... Fue un año bastante fuerte en el aspecto de encontrarme; se te mezcla la cruda realidad de la vida vs. los sueños”.
Se preparó y llegó la gran oportunidad
Tras ahorrar, y como tenía amigos en Europa, se fue a España pudo dar clases de heels (tacones) con música de reguetón. “La gente se volvió loca con la propuesta, y me decían ¿cómo vas a dejar de bailar? Me empezaron a motivar y regresé a querer a volver a bailar en México. Me preparé en el gimnasio, con looks, y me di cuenta que uno tiene que ser realista dentro de ser soñadores y preguntaste ¿qué estás poniendo de tu parte para que funcione?”
“A veces nos engañamos a nosotros mismos por no querer tener las riendas de nuestras vidas y a veces nos victimizamos; me di cuenta que yo me basaba en lo que no tenía, más que en lo que sí tenía”.
Así que Karina decidió identificar sus áreas de oportunidad, como cambiar de look y reactivarse físicamente y su rutina incluía “ir al cardio y lo único que ponía eran presentaciones de Premios Billboard, conciertos de Janet Jackson... Hoy sabemos que es el poder de la manifestación”.
“No me lo vas a creer... Al siguiente año, en febrero, me escribe directamente en Instagram Danny Lujo, que es uno de los coreógrafos más importantes en Miami, que hace los Premios Billboard, Premios Lo Nuestro y de muchos artistas. Me dijo que buscaba una sala de ensayos y dos bailarinas y me pregunta si quiero bailar para Luis Fonsi, con la canción de ‘Despacito’”.
“Quedé en shock, claro que dije que sí, porque aparte yo estaba preparada, porque desde octubre estaba preparándome físicamente para llegar a un escenario. Y resulta que él era el coreógrafo para los Premios. Esos Premios que yo estaba viendo en la caminadora, eran premios que él había coreografeado”.
Karina se fue a Miami mientras seguía preparándose, pues ya tenía las puertas abiertas. “Yo hice lo que tuve que hacer, sé que mi historia quizá es una en un millón, o sea, que te escriban al Instagram, con un mensaje, sin audición, sé que soy privilegiada pero también me lo merezco pues he trabajado”.
“A partir de ahí, mi mente se expandió, ahorré un año para mi Visa de trabajo, es un proceso difícil y hoy en día estoy girando por el mundo con artistas internacionales”.
Karina admite que su éxito actual “es una mezcla de todo. Yo tuve que dejar de bailar para realmente concentrarme en lo que tenía que hacer; llegué a mi punto cero y de ahí renací, así que me inspira mucho contar esta historia”.
Asimismo, recomienda ser honestos con nosotros mismos: “Hay que ser realistas con qué tanto estamos haciendo para llegar a la meta. Cuestionar ¿Cuál es mi conexión conmigo misma? ¿En qué posición estoy? ¿Me estoy victimizando o realmente me estoy haciendo cargo de lo que quiero hacer en mi vida? Es un lado muy adulto que de joven no quiere uno llegar a cruzar la línea de hacerse cargo de la vida, e ir con todo. Pero sí se puede”.
Karina Celis admite que hay estilos de baile que no tienen grandes oportunidades, pero la respuesta está en enfocarse: “Hay estilos en donde no hay mucha de trabajo y las oportunidades empiezan a devaluarse porque mucha gente las quiere y empiezan a bajar la paga, a veces es abusiva. Ahí uno tiene que contemplar las opciones y ser consciente, hasta donde puedo llegar con ciertos estilos, como la danza contemporánea”.
“Hay que estudiar a dónde quieres llegar, con qué artista, o a qué ciudad debes viajar para conseguir trabajo”.
Pero no todo es el baile...
Al tener experiencia de ir de gira con artistas, Karina resaltó un aspecto fundamental para consagrarse en la industria:
“Por más talentosa que seas, si no sabes sobrellevar un grupo de forma positiva, no te vuelven a llamar. En un tour estás 23 horas abajo y una hora arriba del escenario, y las 23 horas valen más que la que estás arriba. Cualquier bailarín teniendo ensayos puede verse bien, pero afuera, no cualquiera se sabe comportar. Tienes que tener muchas cualidades a nivel personal para dar una buena imagen y pasártela bien”.
“A veces es cansado, pero la madurez te ayuda a aterrizar y agradecer, sin duda, mantenerte es importante y el tiempo no es en vano; también hay que confiar mucho en los procesos y hay que estar preparados no solo a nivel dancístico, sino también a nivel personal”, nos dijo.