Sinéad O’Sullivan, de la Escuela de Negocios de Harvard, estudió el éxito de Taylor Swift y encontró este interesante patrón.
Bien dicen que, de su generación, Taylor Swift es la cantautora más exitosa. Sus ventas y el fenómeno que ella representa para la industria de la música han llegado a mover la curiosidad de Harvard, la prestigiosa universidad estadounidense que en cuantiosas ocasiones se ha hecho del primer lugar entre las mejores del mundo.
Según la institución, Taylor Swift ha demostrado que el éxito no se apoya solo en una única gran oportunidad. Lo de la artista es más una cuestión de perseverancia, de mantenerse vigente y en la memoria de los que celebran sus logros.
A este enfoque se le llama “Drip, not drop” y se traduce como “goteo, no caída”. Con esta idea se deja de lado la aspiración a vivir de una gran revelación, cosa muy usual en la industria musical. Lo que promueve el sistema de Taylor Swift es crear impulso lanzando actualizaciones más pequeñas y regulares que se acumulen con el tiempo.
Los seguidores de Taylor Swift, o Swifties, nunca sienten el silencio entre los ciclos de la cantante. Tan solo en los últimos cinco años, ella ha lanzado nueve álbumes de estudio, sin contar su película-concierto o una gira mundial llena de récords.
¿Se puede aplicar esto en la vida personal y profesional?
Por supuesto, solo es cuestión de adaptar la sustancia de este enfoque a cada campo. Lo básico es que seas constante, celebres y reconozcas los pequeños logros, involucres a otros en tus metas y nunca pares de sumar nuevas victorias, pos mínimas que estas te parezcan.