Qué es el síndrome de Doña Florinda

El término existe y denomina a un mal que muy probablemente podrías ejemplificar con algún conocido

Qué es el síndrome de Doña Florinda

Quién lo iba a decir: a un experto en sociología le sirvió el caso de Doña Florinda para definir un síndrome frecuente en las grandes ciudades.

Con motivo de la serie inspirada en la vida de Roberto Gómez Bolaños (Chespirito), las creaciones del escritor y comediante mexicano están volviendo a cobrar relevancia, sobre todo en generaciones que poco sabían de él. Por eso en los medios hay una oleada de temas relacionados al genio mexicano y a todo lo que derivó de su trabajo. Uno de ellos es el síndrome de Doña Florinda, un asunto que, aunque curioso, nació como una observación seria acerca de lo que podríamos llamar un patrón común en muchos lugares. Veamos de qué se trata.

¿Qué es el síndrome de Doña Florinda?

Por no dejar cabos sueltos, diremos que Doña Florinda es un personaje del programa “El Chavo del 8”, que interpretó la actriz mexicana, Florinda Meza García.

En la famosa serie de Chespirito, Doña Florinda es una mujer viuda que vive con Quico, su único hijo. Se caracteriza por ser soberbia y hasta despectiva con sus vecinos. Eso sí, a pesar de su malhumor, también es un personaje ingenioso que en algunas ocasiones da indicios de tener un corazón.

Para decir qué es el síndrome de Doña Florinda es muy importante retomar parte de lo último, es decir, que la señora siempre se distinguió por hacer menos a sus vecinos, dándose aires de superioridad cada vez que una oportunidad para ello se le presentaba.

Dicho todo lo anterior, el término “síndrome de Doña Florinda” fue acuñado por el sociólogo y escritor argentino, Rafael Ton. Él partió de este para englobar a todas aquellas personas que pertenecen a una clase media y que, sin embargo, adoptan una actitud elitista contra grupos inferiores, socioeconómicamente hablando. A veces incluso hacia sus pares.

¿Cómo evitar este patrón?

Ton señala que el síndrome de Doña Florinda tiende a remarcarse sobre todo en espacios urbanos. Viene acompañado de desprecio, prejuicios hacia los demás y un montón de estereotipos. En suma, esto puede revelar un estado de amargura en la persona que lo hace patente.

El autor aconseja cultivar la empatía para prevenir o, en dado caso, mitigar las expresiones del síndrome de Doña Florinda.

Aunque se dice fácil, desarrollar empatía puede ser todo un reto. Fuentes especializadas en psicología dan los siguientes consejos para lograr sensibilizarnos frente a las condiciones de otros:

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