Los psicólogos se han preguntado por qué llegamos a olvidar el nombre de una persona. Esto es lo que han encontrado.
A todos nos ha pasado, o a la inmensa mayoría: olvidar el nombre de una persona, sobre todo de una con la que hemos interactuado poco o casi nada. El típico momento puede tornarse hasta bochornoso, pues no queda duda de que el nombre es un elemento clave en la identidad del individuo. Vaya, no sería raro que hasta alguien se enfade o decepcione en caso de saber que esta parte de sí ha sido consumida por el olvido del otro. Por eso nos interesa saber si olvidar el nombre de una persona tiene un significado, o es solo un pequeño “desliz” de nuestro cerebro.
¿Qué significa olvidar el nombre una persona, según la psicología?
Cuando conocemos a alguien nuestro cerebro toma un montón de información, cosas que podemos percibir con los sentidos, como la manera en que luce, a lo que huele, el tono de su voz, etc.
Todo lo mencionado y más factores terminan por asociarse en nuestro cerebro a la persona. Los especialistas dicen que la información sensorial es más importante en el caso de conocidos ocasionales, y que, por el contrario, un nombre, que aparte no tiene conexión lógica con la persona, es más propenso a caer en el olvido.
La respuesta que estás buscando se apoya de hecho en lo último: cuando recién conocemos a alguien a nuestro cerebro le cuesta encontrar una asociación entre el nombre y el resto de la información de esa persona. Por eso, aunque no es ley, es muy común que olvidemos la manera de llamar a esa gente, a diferencia de la que terminamos por conectar, en nuestro cerebro, a su respectivo nombre a base de repetición y asociación.